3.3.05

La realidad era eso

...y la discusión en La Hemeroteca sobre si los blogs eran o no literatura derivó inesperadamente en si el lenguaje construye la realidad, y lo dejamos (tuve que dejarlo) en que un muerto es un muerto, pero puede haber sido asesinado, ajusticiado o acabado de la pura naturalidad de la muerte mismamente, o sea que un poco antes de estar muerto (y después) había mucho lenguaje.

Y mi amiga me envía poco más adelante "un textículo para tu hueco":

"(...) Fui a La Hemeroteca a enterrar las palabras. ¿Por qué? Porque no confieren realidad. Porque la palabra 'agua' no quita la sed. Y porque los anónimos también existen. Creedlo, joder."

Y estoy dispuesto a entregarme al acto de fe que tan imperiosamente me pide con tal de hacerla feliz, pero antes quiero saber de qué tengo que desprenderme para hacerlo.

Desde que Kant integró a los hasta entonces irreconciliables empiristas y racionalistas la duda filosófica dejó de ser si "existe" o no la realidad y se quedó en si ésta es cognoscible, cuánto y cómo, con qué (¿el lenguaje, el arte, la ciencia, la religión, la metafísica?).

La modernidad optimista del idealista Hegel y el materialista Marx anunciaba una mayor dosis de realidad a cada paso de la humanidad, y un mundo cada vez mejor de paso, hasta que esta modernidad se dio de bruces con la barbarie de los 60 millones de muertos, el holocausto, Hiroshima y el Gulag, y se deshizo en las trizas de la postmodernidad. Renunciamos a la fortaleza y optimismo de los valores absolutos a cambio de la fragilidad y relativismo del pacto, pero reconquistamos cierta esperanza de supervivencia. En este viaje La Realidad (con mayúsculas) se quedó en Auschwitz, y a nosotros los hijos de los supervivientes nos basta con el lenguaje ("los límites de la realidad son los del lenguaje" decía Nietzsche, el filósofo por excelencia del XIX, y Wittgenstein renunció a una Realidad incognoscible y se centró exclusivamente en el pacto del lenguaje, la filosofía del XX).

Es decir, como Wittgenstein soy un agnóstico de La Realidad: no sé si existe, ni mucho menos cómo es, porque ni puedo saberlo ni creo que a La Realidad, de existir, le importe lo que yo sepa. Solo aspiro a compartir las palabras que nos permitan habitar una realidad que nos creamos, que nos sirva para vivir, para convivir. Sólo aspiro a que seamos muchos, mejor todos, los que compartamos esa realidad posible, viable, sostenible, y dejemos de machacarnos unos a otros por imponer realidades distintas, incompatibles y de dominio.

Con mi amiga, creo más a la poesía como fuente de conocimiento que a la filosofía (y no digamos la ciencia), y me creo a Rilke con sus ángeles terribles del conocimiento interiorizado, y me creo a la Chantal Maillard de "Matar a Platón" y de "el único acontecimiento es el presente, en ese instante está el universo entero, y la verdad es identificarte con él, vivir en su esencia, estar en cada cosa en cada momento", y "todo lo demás es concepto, el pasado y el futuro no son más que conceptos", es decir palabras, lenguaje.

Comprendo que el miedo de mi amiga es la capacidad de manipulación de esas realidades construidas con el lenguaje, los eufemismos que convierten invasiones a sangre y fuego en liberalizaciones, o matanzas de civiles en daños colaterales. Ella sospecha una realidad inalterable y cognoscible porque la desea, porque la necesita para creer en la humanidad, para inventar la esperanza. Pero qué se le va a hacer, el muerto es presente, y cómo murió, por qué murió, es pasado, construible, lenguaje. Claro que la palabra "agua" no quita la sed, pero por qué él tiene sed y yo tengo el agua, y las razones por las que la compartiré o no, pertenecen al campo del lenguaje, tendremos que pactar nuestra sed y nuestro agua en adelante, nuestra realidad común.

Pero bueno, renuncio al pensamiento débil de la realidad pactada y cedo ante el acto de fe que ella me pide, sin necesidad de que me muestre la llaga mortal porque creo en ella, ella es parte de mi realidad y estoy dispuesto a compartir la suya, con o sin mayúsculas.

P.D.: Acaba de enviarme un artículo que abunda en su denuncia de la manipulación del lenguaje: "La palabra envenenada" de Alfonso Rojo.

18 Comments:

Blogger siloam said...

interesante de verdad.
la realidad resulta que es otra palabra, y ahi cada cula percibe su relidad (estoy segura de que tu y yo no vemos lo mismo viendo un tran,-y no digo un cuadro apropósito-)
la palabra, el lenguaje, no olvidar la muerte, los dias contados de todos (aunque pensarlo a cada rato resta energía) y bueno, yo me fijo y me río mucho con mi sobrina de dos años, que ya distingue a quien le dice algo en frnaces o en español o en inglés (y si estuviese en china , en chino), y en que tal vez sea cierto , una mesa existe para nosotros porque sabemos nombrarla (yo en una cabina de avión solo veo real el cielo... y los asientos, p.e)
ui, q rollo.
besos.

8:10 p. m.  
Blogger it said...

Hoy, entre donde entre se habla de las palabras.... qué curioso! (y qué sensación de deja-vú.

Te traigo una poesía que me ha gustado mucho:

"Words" de Anne Sexton Be careful of words,
even the miraculous ones.
For the miraculous we do our best,
sometimes they swarm like insects
and leave not a sting but a kiss.
They can be as good as fingers.
They can be as trusty as the rock
you stick your bottom on.
But they can be both daisies and bruises.
Yet I am in love with words.
They are doves falling out of the ceiling.
They are six holy oranges sitting in my lap.
They are the trees, the legs of summer,
and the sun, its passionate face.
Yet often they fail me.
I have so much I want to say,
so many stories, images, proverbs, etc.
But the words aren't good enough,
the wrong ones kiss me.
Sometimes I fly like an eagle
but with the wings of a wren.
But I try to take care
and be gentle to them.
Words and eggs must be handled with care.
Once broken they are impossible
Un artículo denso y para releer. Habrá que estudiárselo.
Un abrazo,

Saf ;-))

8:26 p. m.  
Blogger Carlos César Alvarez said...

El lenguaje sirve tanto para descubrir y describir la realidad como para ocultarla. También sirve para crear realidades, que es lo que hacen los poetas y los políticos, con fines muy distintos.
A todos los interesados en el tema les recomiendo leer "Del lenguaje" de Agustín García Calvo. Son tres tomos densos, pero vale la pena. Según G. Calvo existe el mundo "en que se habla" y el mundo "del que se habla" que son completamente distintos, siendo la Realidad una especie de "componenda" de ambos.
Saludos cordiales

10:06 p. m.  
Blogger Rafa said...

Es verdad siloam, la realidad es también una palabra. Por eso digo que la realidad debe ser un pacto, tú y yo nos tenemos que ponernos de acuerdo si queremos coger el mismo tren, aunque lo sigamos viendo distinto. Estar juntos en ese tren es forzar la realidad, intervenir en ella. Esto invita al rollo, me encanta que te enrolles. Besos.

Saf gracias por el poema. Efectivamente las palabras siempre aren't good enough, siempre son las equivocadas pero no tenemos otras. Menos mal que nos queda la mirada, y la piel. Por favor, no te lo estudies... Un abrazo para ti.

Estupenda síntesis de la cuestión, brujo, la comparto. "Poesía" viene del griego "poiseis" que quiere decir crear, hacer que ocurran cosas extraordinarias: Yo también creo que hay realidades construidas, unas más verdad que otras. Muy interesante tu traída de García Calvo. Un abrazo.

11:52 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Después de la discusión con nuestra amiga, he estado pensando en el tema, Rafa. Si la realidad no existe como algo tangible y uniforme, yo tampoco existo con esos dos adjetivos, y eso realmente me jode. Hay quienes dicen que el yo no existe, pero me resisto a creerlo, porque yo soy el mismo que estuvo contigo el otro día y con nuestra amiga, bien es verdad que unos días más viejo y con el pelo un pelín más largo. Naturalmente, cada amigo mío me verá de un modo distinto, pero yo soy el mismo, de eso no me cabe duda a mí, y con esto es suficiente para creerme realidad. Yo, en este sentido, me decanto por el romanticismo; es decir, el mundo está dividido entre el yo y el resto de la realidad; y el yo está enfrentado con ella, porque la realidad es muy voluble y cambiante, y el yo quiere permanecer. Por eso para mí lo principal es la conciencia, suprema realidad del yo, y la realidad... vete tú a saber lo que es. En fin, Rafa, que tu bitácora me pone muy filosófico. Un saludo a ti y a nuestra querida amiga, que aún no sé si nos lee aquí.

4:02 p. m.  
Blogger Cati said...

Yo opino q es lo de siempre....depende q quien lo vea y desde donde.
Un beso fuerte y buen finde.

12:45 p. m.  
Blogger Rafa said...

Mi querido A., nunca te habría supuesto en la panda romántica y la soberbia de su yo. Ya puestos, prefiero antes La Ilustración que este individualismo que antepone su sentimentalidad a la razón. Siempre he sospechado de los sentimientos, me parecen la materia humana más manipulable (y manipulada: Susan Tamaro, Walt Disney, el Plan Ibarretxe...). Bueno, de los románticos me sigue gustando su yo demiurgo (que es de donde surgió la discusión con nuestra amiga) y el panteísmo de su espíritu universal. Ah, y cuidado con esa prioridad de la conciencia, a ver si vas a acabar en el Matrix del inmaterialismo de Berkeley. Me alegro de ponerte... filósofo. Un abrazo (y un beso a nuestra amiga, si nos lee).

Qué bien camomila, por fin activa, a ver si podemos leerte pronto también. Ese relativismo que dices es el que le horroriza a mi amiga, y en parte estoy de acuerdo con ella, tiene que haber unos mínimos a los que agarrarnos (y si no los hay los inventamos) porque si no nos barrerá el huracán de la barbarie. Un beso fuerte para ti.

6:58 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Veo, Rafa, que estás muy puesto en materia filosófica, y no creo que te pueda superar en eso, como en tantas otras cosas. Pero (siempre hay un pero) el Romanticismo del que me hablas (yo soberbio, sentimentalismo, etc.) es la versión popular de esa visión del mundo. El Romanticismo verdadero y profundo ha superado la barrera del tiempo y sigue presente en el fondo de muchas tendencias artísticas actuales. Multitud de artistas y pensadores del siglo XX han bebido de él. Pero metiéndonos un poco en materia (sin querer cansar al personal), te diré que el yo romántico puro quiere diluirse en el todo panteísta al que haces referencia; es decir, los románticos son conscientes de que su yo de este mundo y de esta vida volverá a confundirse con el todo del que emerge y al que volverá con la muerte, pero mientras están vivos, ese yo lucha contra la realidad, que es en lo que yo me centré en mi comentario anterior. Keats, que es un poeta romántico muy popular, ya fue consciente de ello y se dio cuenta de que el ruiseñor/poeta aspira a ese panteísmo que no puede conseguir en su existencia terrena. En esta existencia terrena es donde yo me quedo con mi romanticismo; de lo demás no sé nada.

1:15 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

gracias rafa, pero es que hay tantas realidads por cada palabra (estoy enterandome de "mitotano", es solo una pastilla, el nombre, pero el efecto que produce es tan distinto, según las personas..).
el lenguaje es una herramienta de pensamiento sofisticada de comunicación, a veces elitista..
en fin, respirar- vivir-realidad.
besos
siloam

12:19 a. m.  
Blogger Nakazanius said...

Los límites de tu lenguaje son los que quizás construyan tu realidad. Sus límites. La negociación de la realidad común, por tanto, suele ser algo desigual. Tal vez explique por qué tú tienes el agua y yo sólo tengo sed.
Un abrazo.

5:37 p. m.  
Blogger Rafa said...

Qué serio te pones en internet A, en persona nos reímos más. Es verdad que el romanticismo está muy disuelto hoy en cierta visión popular del sentimentalismo más superficial, pero no deja de ser cierto que profesaron el dominio de los sentimientos sobre la razón, aunque bien es verdad que sólo los que consideraban "elevados". Es verdad que fue una reacción antiburguesa pero emprendida en general por hijos de la burguesía más alta y ociosa (como tus odiados jipis). Se enfrentaron a la sociedad que despreciaban pero no a la "realidad", que para ellos estaba encarnada principalmente en la naturaleza, reflejo en la tierra del universo al que anhelaban volver a integrarse (como los jipis también). Lo que pasa es que a ti como a mí te interesan algunas cosas de esa ruptura, pero no el movimiento completo. Por cierto, sabiendo todo esto tenemos que volver algún día sobre los jipis (cuando nos conocimos nos mandaste a Hess y a mí a la mierda). Un abrazo fuerte.

Creo siloam que el lenguaje marca los límites de muchas realidades, y por especialmente las económicas, culturales y profesionales. A veces, por ejemplo en las élites profesionales, es particularmente excluyente. Muy de acuerdo con tu conclusión: me has recordado el bonito poema del Babelia del sábado pasado, de Arturo Tendero, que termina: "Administrar el don del aire. / Ninguna otra victoria es verdadera.". Pues eso, disfrutemos del aire que nos toca, y compartámoslo. Besos.

Eso es lo que trato de decir Nakazanius. La realidad no es objetiva pero sí objetivizable. Podemos pactar que la diferencia de color de nuestra piel no es desigualdad pero que tú tengas la sed y yo el agua sí: ambas son realidades, pero la desigualdad es un concepto, pactable. Como la solidaridad. Un abrazo para ti.

8:08 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Al contrario de lo que dices, Rafa, no soy nada serio en mis comentarios de tu bitácora; si no, fíjate en las ironías y las "gracias" que introduzco de vez en cuando. Otra cosa es que esas gracias tengan gracia, pero al menos lo intento. Incluso creo que soy el más gracioso del amplio elenco de comentaristas que tienes en tu bitácora, la mayoría mujeres, de lo cual me alegro. Porque las mujeres tienen fama de ser poco graciosas, y creo que algo de eso hay, aunque tienen otras cualidades en las que nos superan, ¿no, Rafa?

Pero este comentario viene a cuento de que no odio a los jipis, como tú escribes. Al contrario, los verdaderos jipis tienen muchas ideas en común conmigo: su amor a la naturaleza, su talante humilde, su visión profunda de la existencia, etc.; los que no me gustan son los jipis que pasaron de llevar una flor en el pelo a llevar gomina, o los que se metieron en política para medrar. A esos no los puedo ni ver.

En cuanto a Herman Hesse, también yerras, porque es un escritor que me encantó cuando yo era veinteañero. Su libro "El lobo estepario" es uno de los libros que más me ha gustado de los que he leído en mi vida, aunque no sé si ahora me gustaría tanto. Lo que es verdad es que su libro "Siddharta" no me gustó nada, que es su obra más famosa y la causante de la anécdota que cuentas.

Por eso Rafa, cuando se dice que a alguien no le gusta algo o alguien, hay que matizar, porque algunas cosas y todas las personas tienen aspectos distintos, que no se pueden mezclar. Resumiendo: que soy gracioso y que me gustan los jipis y Herman Hesse, por regla general, claro.

12:56 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Se me olvidaba añadir una cosa a mi comentario anterior. Lo que no me gustaba de los jipis y de Herman Hesse era ese amor desmedido por las filosofías orientales. Este fue el motivo de aquella discusión nuestra. Mi posición sigue siendo la misma: respeto las filosofías orientales, que son muy creativas y profundas, pero no sé por qué la civilización occidental tiene que ser peor que las orientales, y no sé por qué los jipis tienen que ir a buscar en oriente lo que tienen en la variadísima gama de toda la fiolosofía, la ciencia y el arte occidentales desde los griegos. Me parece, Rafa, que éste podría ser un buen tema para una de tus reflexiones en la bitácora, aunque sólo sea para recordar viejos tiempos.

1:18 a. m.  
Blogger Rafa said...

Vale A, eres gracioso y te gustan los jipis y Hess mayormente.

Pero tío, cada vez que cierras un debate abres treintaidos: ¿que las mujeres no son graciosas? Eso es porque no has leído mucho a Maruja Torres o a Elvira Lindo, o aquí a Lulamy en elojodelacerradura.blogspot.com. Y no entro a hablar de la gracia de Eva frente a un Adán mortalmente aburrido (yo todavía me estoy riendo).

Te va a costar mucho sostener (cuando lo discutamos) tu aprecio del romanticismo y los jipis desligados de las filosofías orientales: en ambos casos esa asociación es esencial, y el panteísmo que profesas (profesamos) tiene muy poco de occidental (salvo lo que estos dos movimientos incorporaron). Es más, no es aberrante considerar que la filosofía clásica griega es una "escolástica" de las filosofías orientales muy anteriores (entendida la "escolástica" al modo orteguiano de adoptar las manifestaciones externas de una cultura pero no su esencia, o sea lo del rábano por las hojas).

Qué bien, tenemos cada vez más cosas de qué discutir. Muchísimas gracias por tu participación tan activa, que no decaiga. Un abrazo.

1:04 p. m.  
Blogger Vanessa Alanís said...

Rafa rafa rafa rafa rafa...

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Gracias por seguir publicando la palabra.

8:28 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

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