De la cepa a la mesa. O qué coño estamos haciendo aquí [I]

Introducción: mi amiga

Mi amiga (del alma, con quien tanto quiero) me dice, entre otras cosas:

(...) Mira, Rafa, yo creo que si fueras un poco más trabajador tus textos podrían ser algo más que un chispazo que hace un agujero y rápido salta a otro lugar. (...) Tú lo pones como el recuento de una anécdota, al lado de otras, profundas o superficiales, pero ese totum revolutum, tan posmoderno, en su conjunto no sé qué quiere decir. Voy, como te digo, de un chispazo a otro y al final, en esa vorágine, todo se apaga. No sé cuál es la pretensión, no quiero frivolizar al decir que son cotilleos, hay un tono serio y respetuoso en las opiniones de tus amigos y tú escribes bien. No lo son. Pero hay un directo que me estorba un poco, este lenguaje de la cepa a la mesa. Puede que se trate de eso, que el efecto buscado sea eso, efecto de la cepa a la mesa. Y a por otro. Seguro que se trata de esto, pero tú deberías estar tomándote en serio la escritura. yo qué sé. Si después de todo, como dice mi padre: el ganao a su aire.

Primera parte: qué coño

Y lo primero que pienso es que aquí el que seguro que tiene razón es su padre. Pero además que si hay algo interesante en el aire de este ganao es que creo que no se ha escrito y leído nunca antes como ahora, tanta gente y tanta cantidad.

Lo siguiente que se me ocurre es que no creo que los más de 5 millones de blogueros que se calcula hay ahora activos en el mundo (y creciendo) estén aquí por lo mismo: hay algunos blogs profesionales, muchos blogs especializados (aficiones, técnicos, artísticos, etc) y muchísimos más personales, individuales y colectivos. Y hablamos sólo de los que escriben, ya que los que sólo leen son muchísimos más.

Lo siguiente es que éste es un espacio libre (por ahora) ajeno a las leyes del mercado editorial presidido por la mercantilización de la banalidad en literatura, y por la manipulación organizada de la realidad en periodismo. El impulso geométricamente creciente de los blogs recibió un empujón decisivo del periodismo alternativo al comienzo de la invasión de Irak, y en muchos blogs personales y colectivos destacan notablemente su capacidad crítica independiente, y en muchos casos también su calidad artística plástica y/o literaria.

Pero lo que más abunda son los diarios personales, la mayoría sencillos y sin apenas ánimo literario, pero en muchos casos también a medio camino entre la simple (auto)confesión y su estilización literaria necesaria para su comprensión por los otros. Y esto me parece clave, porque no es lo mismo el diario privado convencional que recoge pensamientos sin mayor pretensión que ser entendidos exclusivamente por su autor(a) que el diario abierto de la bitácora, que exige un esfuerzo de organización del pensamiento y cuidado de la forma para su lectura y comentario externo. Y el desarrollo de comunidades de tamaños diversos de lectores y escritores (de sus propios textos y/o de comentarios a los de los otros) va puliendo en los autores la herramienta literaria, que no hace mucho tiempo se consideraba poco menos que en extinción. El teléfono, el cine y la TV parecía que imponían definitivamente la imagen y el leguaje oral en detrimento del escrito (con el empobrecimiento intelectual y crítico evidentes) hasta que irrumpió internet, primero con el correo electrónico y ahora con la blogsfera.

No creo que los blogueros lean menos libros o periódicos por su afición a La Red sino más bien al contrario, ya que a menudo se cruzan glosas, críticas y recomendaciones de libros y artículos así como de música, cine y otros acontecimientos artísticos y culturales. Lo que sí estoy seguro es de que su capacidad crítica respecto a su entorno y ante el mercado editorial y mediático es mucho mayor.

(Continuará)