De la cepa a la mesa. O qué coño estamos haciendo aquí [y III]

Tercera parte: estrellas invitadas

Termino esta breve reflexión sobre el fenómeno privado y colectivo de la blogsfera con la única respuesta posible a esta cuestión: la palabra de todos. La verdadera respuesta es la suma inabarcable de todos los posts de cada día, de todos los visitantes y comentaristas, en todos los idiomas del planeta, un planeta virtual de escritores y lectores.

Baste como muestra una brevísima selección a modo de ejemplo (hay multitud por ahí, los blogs hablan mucho de los blogs) de cuatro definiciones de qué coño hacemos aquí que me parecen muy ilustrativas, y que diversifican bastante el punto de vista. (Además tenemos los comentarios a las tres partes de este folletín, la parte más valiosa de él como sucede en muchos blogs, y especialmente en éste).

Linda comentaba en su último post que este medio resulta ser como una página de contactos para seres etéreos con necesidades muy, pero que muy, terrenales. Esta ácida visión de la blogsfera quizá sea exagerada, y desde luego no generalizable, pero es verdad que hay mucha búsqueda de almas afines y no son raros los encuentros físicos (y parece que tampoco los íntimos). En cualquier caso estaríamos hablando de un nuevo espacio de contactos de mucha mayor calidad humana que los convencionales, toda vez que la gente se busca (y se relaciona) utilizando la creatividad y el ingenio literarios, a menudo desde una gran sinceridad.

G. lo describe en sus Momentos Publicitarios como un vacío [por precipicio] de la intensidad en estado puro, de la creatividad de las dudas compartidas y del cariño cibernético. Creo que también tiene razón, he visto todo eso en su blog, y en otros. A veces la tensión emocional en ellos se podría cortar con un cuchillo. (En este post G. insiste en que lo mejor de su blog son sus comentaristas. Ella es también una excelente comentarista).

Siloam hace uno de sus maravillosos cruces sutiles de ideas en su post Huellas y nos habla de inteligencia compartida. "Comparto" esta visión. Este conocimiento colectivo es evidente en muchos blogs temáticos (especialmente los técnicos, pero también los culturales) aunque creo que al mismo tiempo lo hay en los personales en general: basta con ver la evolución de la personalidad de muchos autores, que con el intercambio de ideas y sentimientos van adquiriendo más confianza en sí mismos, y herramientas emocionales más sólidas, y literarias también.

La gran maRia, uno de los fenómenos sociológicos de la blogsfera, nos contó en su a year on the sphere que su primer año como diarista había sido terapéutico, divertido, intenso, incluso agobiante en ocasiones. Reconoce que en algún momento incluso me he reído, increíble pero cierto, y concluye que no veas cómo ha mejorado mi español. Pues eso, que se trata del alma, y del lenguaje. (¿Dónde está el problema? Bueno, haberlos haylos. En el mismo post nos cuenta los agobios de la adicción y de la soledad paradógica. Bien, siempre se pueden cortar las amarras, maRia ya se ha ido muchas veces...).

Y ya está. Vale, es evidente que buscaba más contestarme a mí que a mi amiga, y no sé si he conseguido ninguna de las dos cosas. Pero me ha dado para tres posts. Con unos comentarios estupendos.