15.11.04

El ruido y el canto

“El curso del tiempo sólo es un cuento narrado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que carece de sentido” (W. Shakespeare). Es decir el ruido del caos, de la casualidad, la contingencia, el absurdo, la inultilidad, de la vida. El ser humano es el primer ser vivo que alcanza la suficiente capacidad de razonar para darse cuenta del absurdo y el horror de la existencia, y entonces canta, reorganiza el caos y le sale la belleza, como “la mejor forma de protesta” (R. Trecet). También la destruye, impotente, cuando no es capaz de crearla.

Empieza a gustarme más esta definición del arte, desmitificado, modesto, contingente, intranscendente, inútil salvo para el consuelo, ferozmente humano y existencial, en vez de una forma de conocimiento kantiana y hegeliana.

Pero de todas formas, esta protesta contra el destino ¿no puede ser también una forma de conocimiento? El conocimiento interior de Rilke o de los místicos, o la realidad objetiva de Kant intuida en ese consuelo, el afán de transcendencia del hombre.

En cualquier caso, como en una columnita de M. Vicent, el ser humano deberá estar satisfecho de haber pasado por el lugar donde coincidieron el horror (también inventado por él, aumentado por él) y la belleza.

7 Comments:

Blogger John Negre said...

Contingente y cotidiano. Como un producto residual de la actividad humana... y sin ninguna utilidad que no sea la derivada de un mero inventario.

Yo también tiendo a creer que puede ser, más o menos, "eso" ;)

Un saludo,

4:59 p. m.  
Blogger Rafa said...

Buenos días. vireta y la-rayuela, muchas gracias por vuestros rastros.

B, acepto encantado el desafío. Creo que a partir de cierto grado de profundidad se acaban las palabras útiles y sólo nos puede ayudar a conocer el arte. Y a lo que me propones responde Rilke (“Las Elegías de Duino”):

“(...) Pues la belleza no es sino el comienzo de lo terrible, justo lo que somos capaces de soportar, lo que admiramos sólo porque serenamente desdeña destruirnos. Todo ángel es terrible”.

O sea, el horror no es la antítesis de la belleza sino aquella parte de ella que ya no podemos soportar (¿o no es bello el hongo atómico, o el incendio de Roma o el poema desgarrado de la ausencia?).

Creo que la antítesis de la belleza es la mediocridad espiritual, en todas sus formas (la vulgaridad pero también la mezquindad, la deshonestidad, la explotación). Y, de acuerdo contigo, el ser humano es la síntesis (somos el escenario de la batalla entre los ángeles de la belleza y los demonios de la realidad: de nosotros depende el resultado. Cada día. Cada instante.).

Como ves, me dan una mano y me cojo el brazo y todo lo demás. Gracias por darme cuerda. Besos.

9:59 a. m.  
Blogger siloam said...

yo como vicent, por lo entrañable y cercano.
la condición humana es así, al lado del horror está la escena más bella, el arte será atraparla.
La mayor angustia es no soportar star solo en una habitación, decía becket...a mí tb me gusta " la condición humana" de Laín Entralgo => no podemos entrar en el pensamiento de nadie, esa es nuestra angustia.nos sentimos solos.

5:51 p. m.  
Blogger G. said...

Fíjate que me pasa lo que a Sole o a Vireta.
Y aun así me encanta venir.
Mira que soy masoca...
;) Besitos mi niño

10:47 a. m.  
Blogger Rafa said...

sole y G, como también le dije a vireta, gracias por dejar el rastro, me basta con eso (para mis pajas mentales me basto, y si me sigue alguien pues miel sobre hojuelas).

Siloam, me gusta lo de que el arte consista en atrapar la belleza que está ahí, junto al horror. También lo de que el horror esté en la soledad, pero más bien sospecho que la soledad te enfrenta a él sin escapatoria, y que el horror eres tú misma, es decir el absurdo de la existencia, la falta de sentido, el acabamiento, la inutilidad del sufrimiento, y de la alegría.

5:03 p. m.  
Blogger Cati said...

buenas un saludo.
pd:yo me quedo con lo del afan de transcendencia del hombre.

9:05 p. m.  
Blogger Rafa said...

Buenos días. Camomila, esa trancendencia es parte de lo mejor y lo peor que tenemos: imagínate una piedra que quería ser flor, terrible ¿no?, y maravilloso también.

B, bienvenidas las contradicciones y tú.

11:18 a. m.  

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