22.5.05

Y Vicky

Para P.
-Vete de putas.

Mi amigo se quedó perplejo cuando le aconsejé así. Nos habíamos conocido en unos cursos en los que llevábamos juntos varios meses, y donde mi cuarentena doblaba la edad de casi todos, incluido él. Sintonizamos enseguida, y ese día me contaba la típica historia de padre autoritario, antiguo fervor religioso en crisis, y la primera y única novia durante cuatro años con la que rompió hacía ya más de uno. Y la inseguridad que apareció después que le había convertido en un inepto en la relación con las mujeres, incluso en las simplemente amistosas o de compañerismo laboral. Y la añoranza del cariño, de la intimidad, y de un sexo que aunque precario y miedoso fue preferible a esta sequía sin horizonte.

-Pero, cómo voy a ir de putas. Yo nunca he ido de putas.

-Yo tampoco. Pero creo que es evidente que necesitas follar. Estás metido en un círculo vicioso en el que tu represión sexual te bloquea ante las tías. Si normalizas tu sexo es posible que normalices tu capacidad de relación, la naturalidad que te falta.

- Siempre me ha parecido inmoral.

-Para mí lo sería aprovecharse de una tía explotada. Busca una cara, de esas que lo hacen porque quieren, simplemente por dinero. Es probable que esa banalización te venga bien.

-No sé, jamás se me ha pasado por la cabeza.

Llevaba un tiempo enganchado a un psicólogo al que últimamente consultaba esporádicamente. Le respondió que le parecía buena idea, si no tenía escrúpulos morales. Y le recomendó un sitio elegante de La Castellana.

Se llamaba Vicky y era rusa, más joven aún que él. Era rubia con ojos azules, pero nada espectacular, no era precisamente delgada y sí más bien bajita para ser caucásica. Pero tenía una piel extraordinaria. Hablaba el inglés mucho mejor que el español, y el dominio que mi amigo tenía de esa lengua les hizo sentirse cómodos muy pronto. Esa misma noche, después del sexo él le pidió que volvieran a verse fuera de allí, a pasear o a lo que fuera, que le pagaría si quería. Y ella se resistió, esas cosas complican mucho la vida y siempre acaban mal, pero le reveló que se llamaba Nadia.

Y así, de esta forma inesperada y absurda, mi amigo se enamoró de una puta. Bueno, a lo mejor no era tan inesperable, habría que preguntarle al psicólogo, y qué historia de amor no es un poco absurda. Se siguieron viendo, cada vez más a menudo, y Nadia dejó de cobrarle enseguida, ganaba diez veces más que él. Ganaba el sueldo de un alto ejecutivo, y la mayor parte se iba a su familia en San Petersburgo. Su caché era bastante alto, pero lo que más dinero le reportaba eran las fiestas de la mafia rusa de marbella, a las que ella tenía que acudir siempre que la llamaban. De hecho su irregular situación en España dependía de uno de los capos de allí, que la protegía.

Excepto durante los periodos de Marbella, que podían durar semanas, mi amigo pasaba con Nadia todos los fines de semana, en hoteles o pensiones que pagaba ella. Disfrutaban como dos novios, pero nunca hablaban de la profesión de ella, ni de los sentimientos de los dos. Llegaron a hacer planes para ir a visitar a su familia a San Petersburgo, y un día mi amigo le preguntó si era posible que ella pudiera dejar su profesión.

-Ya sé que parece una locura, pero te lo juro que no lo es. Es una tía genial, de verdad es maravillosa, sencilla, casi infantil, siempre se está riendo. Estoy convencido de que podría hacerla feliz, y de que yo sería feliz con ella.

-Yo también. ¿Y ella?

-Bueno... Dice que más adelante, que ahora no puede ser. Que tiene que mandar más dinero a su casa. Hasta que puedan montar un negocio allí. Y también está lo de su jefe de Marbella.

-¿Le debe algo a él?

-No lo sé. Nunca hablamos de eso.

-Joder tío, ¿has pensado en el lío en el que te puedes meter, en el que puedes meter a tu familia?

-Pero yo la quiero.

-Pues adelante tío. A muerte.

Y la quería. Estuvieron juntos más de un año. Hasta que ella se quedó embarazada sin querer, y abortó. Entonces mi amigo afrontó el hecho de que Nadia no iba a dejar su vida de un día para otro, que había vínculos muy fuertes que la retenían, más fuertes que él, más fuertes que el amor de ella, que el de los dos juntos, vínculos que no podría comprender, y que no conocería nunca.

Hoy mi amigo sigue siendo mi amigo, más cada vez. Está casado, con hijos. Es un hombre valiente y decidido, y apto para exprimir de la vida toda la felicidad que le ofrezca.

Ni su mujer ni nadie conoce esta historia, nada más que él y yo. Bueno, y su psicólogo.

Y Vicky.

6 Comments:

Anonymous Anónimo said...

... y ahora todos nosotros.
hay conversaciones con mis amigos donde se habla de la prostitución. siempre hay el mítici machista estúpido al que no presto ni la más mínima atención a las palabras que salen por esa boca. después también existe la típica que dice que no lo ve justificado en ninguno de los casos y afirma darle asco las prostitutas. ¿cómo si no todos tuvieramos un precio, unos más altos que otros? ¿cómo si en esta sociedad no estuvieramos prostituyendonos a cada minuto? es ahí cuando dejo ver que me daría más asco vender ciertos principios que no mi cuerpo, y que por necesidad... la moral se no está tan clara. y los que a mí me dan asco son los puteros con familia que van a "beneficiarse" otra mujer pagando para sentirse más hombre... valiente hombre! y que si existen es porque hay demanda. todo es puro mercado.
no sé, pero siempre mantuve que para personas que no sean capaces de relacionarse socialmente (como el caso de tu amigo) o que sufren una discapcidad física y se avergüenzan y sólo quieren una relación esporádica... por qué no? cuando uno está bajo de moral y te silvan por la calle o te dicen guapo/a... no te anima? pues claro que sí. y si una persona necesita sentir piel, porque creo que es una necesidad básica... pues claro que sí. a lo mejor tu amigo realmente no estuviera enamorado o sí, pero por lo menos ahora tiene esa capacidad.

1:22 p. m.  
Blogger maRia said...

Qué puedo decir tras el super comentario, bueno y certero de mi querida sole. Estoy totalmente de acuerdo. Pero claro yo me crié entre señoras putas que me daban chuches.
;)
Kisiños, Rafa.

11:42 p. m.  
Blogger Nakazanius said...

Vuelvo a tu blog después de algún tiempo y sigue siendo un auténtico placer que me caiga encima una tonelada de realismo. Aplausos.

1:34 p. m.  
Blogger Rafa said...

Gracias Sole, maRia y Nakazanius. La cuestión es, qué será de Vicky, bueno de Nadia. Mi amigo podía elegir, pero me temo que ella mucho menos de lo que pensaba. Besos y abrazo.

11:10 p. m.  
Blogger it said...

¡Qué pedazo de historia, Rafa!
Cuánto hace pensar.
.......cuánto.

Como los demás que han comentado, me parece un lujo poder leerte.

Saf ;-))

9:44 a. m.  
Blogger Rafa said...

Joder Saf, muchas gracias. No dejes de pensar, y de escribir. Besos.

10:37 p. m.  

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