31.8.04

Fracaso

Un amigo se siente culpable del fracaso de su matrimonio, y concluimos que todo lo es, que la propia vida es un fracaso.

Y no solamente porque todo nace para desaparecer, que ya es paradójico, sino porque la existencia parece consistir en un absurdo e inútil pulso entre la realidad y el deseo ¿qué broma pesada es ésta de que seamos capaces de imaginar la felicidad para luego rozarla apenas en unos cuandos instantes escurridizos?, ¿qué creador programa a sus criaturas con una capacidad de deseo muy superior a las posibilidades de la realidad? El sueño de un dios borracho dicen algunos que debe de ser la existencia: pues qué mal vino tiene, coño.

“Madame Bovary soy yo” decía Flaubert, pero lo somos todos: conseguimos un día asistir al baile de gala con el que hemos soñado la primera parte de nuestra vida para pasarnos la otra parte añorando lo que nunca se repetirá. Pobres Emmas.

El fracaso es el aburrido argumento repetido, que no impide en cada triunfo desolado la vuelta también repetida del sueño, la expectativa, la ilusión, cada vez un poco más viejos (y también más sabios, con más prudencia, adaptabilidad, realismo) hasta que llega un día en que no vuelven: “ahora sé que voy a morir porque no amo ya nada” se despedía fracasadamente Machado (el otro, Manuel).

El fracaso es el argumento resumido de este estreno sin ensayos que es nuestro breve, extraño y por momentos luminoso paseo por la vida. Pero tiene que ser un error de programación de nuestro deseo, a la fuerza, porque la vida también es expléndida... ("Pues apártate un poco, que me estás quitando el sol" dicen que respondía Diógenes al gran Alejandro cuando le ofreció lo que desease. ¿Quién fracasó en ese encuentro?).

1 Comments:

Blogger maRia said...

Prefiero pensar que no hemos funcionado, que nuestra incompatibilidad nos ha podido. Fracaso suena más difícil de superar.
Un biquiño y gracias por dejarme ese comentario tan interesante.

10:20 p. m.  

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