¿Huecos?

La realidad imperante, plana, homogénea, superficial, deja huecos en los que colarse para vivir, pensar y sentir de otra forma.

El hueco es la clave inquietante y vertebral de la extraordinaria primera novela de Belén Gopegui "La Escala de los Mapas" (Anagrama, 1993), libro muy desconocido a pesar de la actual fama de su autora, (y del que ella misma parece que reniega en cierta forma, más preocupada por orientar su faceta posterior de hacer literatura de "Lo Real". Así de explícito es su penúltimo título. Y el libro.).

Lo explícito es pornografía: todo lo que ves es todo lo que hay. Con todos mis respetos a los currantes de la pornografía, que (en general) no son artistas. La belleza, la verdad, (¿es lo mismo?) son siempre implícitas, se esconden en los pliegues de la realidad inmediata y sólo pueden ser evocadas. Todo arte es realista o no es arte: cuando alguien se arroga ese término suele ser en defensa de una trivialidad y simplismo frente a la complejidad de los que en vez de nadar bucean. Y tienen que salir a respirar de vez en cuando (las ballenas cada hora) para sobrevivir, pero la verdad está ahí abajo.

En esa maravillosa novela de Gopegui hay numerosas referencias reales y figuradas a los huecos, en la música o la pintura pero también en la comida o andando por la calle. Entonces Internet sólo era una posibilidad, ahora Sergio (el héroe) habría sido un obseso de los blogs.

Busquémonos en los huecos, yo os buscaré en los vuestros.